By abril 8, 2010 0 Comments

El diablo de la botella

–Siento que no tenga usted más – dijo –, porque eso podría traerle problemas en el futuro. Pero será suya por cincuenta dólares.
–¿La casa? –preguntó Keawe.
–No, no la casa –respondió el hombre–, sino la botella. Pues, debo decírselo, aunque pueda parecerle rico y afortunado, toda mi fortuna, esta misma casa y el jardín proceden de una botella de tamaño no mucho mayor que una pinta. Es ésta.
Abrió un mueble cerrado con llave y sacó de él una botella de panza redonda con cuello alargado. El cristal era de un blanco lechoso, con vetas irisadas que parecían cambiar de color. Algo indefinido, semejante a un fuego y a una sombra, se movía en su interior.

El diablo de la botella ya está disponible en tu librería favorita.
Posted in: Blog

About the Author:

Post a Comment