By noviembre 22, 2010 0 Comments

El Rif

De la frontera a los zocos
«Frontera. Una franja de escasos metros, vital para la vida de los habitantes de la zona. Lugar de paso donde sólo podemos apreciar caos, gritos, carreras, peleas, mujeres aburridas tumbadas bajo la sombra de un árbol; una franja que atravesamos infinidad de veces para visitar los zocos de la región, en un principio sin conceder importancia a lo que allí ocurre: miles de hombres y mujeres transportando grandes fardos de mercancías que, a la postre, acaban suministrando parte importante de los productos que pueden encontrarse en los zocos de los alrededores.
Pero es a través de nuestras visitas a los zocos cuando comprendemos la importancia de la frontera, por eso cada vez nos resulta menos indiferente, hasta el punto de que ya no nos limitamos a cruzarla, si no que se convierte en parte del estudio. Ahora seguimos a los porteadores, trabajamos como ellos, fotografiamos su trabajo desde dentro; entonces nuestra percepción se transforma y lo que antes era caos ahora aparece más ordenado: las peleas son los avisos a los transportistas para advertirles del momento preciso en el que tienen que cruzar, la extensión de las manos de los aduaneros es un impuesto personal que posibilita el incumplimiento de un impuesto estatal, las mujeres aburridas bajo los árboles no son sino la larga espera para poder cobrar.
Hay rumores, y con ellos disminuye el trabajo, se avecinan tiempos de cambio. Los pequeños porteadores comienzan a notar los efectos. Si nos llevó tiempo comprender que el contrabando Melilla-Benienzar y los zocos de los alrededores no se pueden disociar, más fácil nos ha resultado comprender que con la instauración de la zona de libre comercio no será necesario el contrabando y la gente de la frontera tendrá, de nuevo, que buscarse otra forma de ganarse la vida.
Cuaderno de campo:
Melilla-Benienzar Noviembre 2000
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